Por ejemplo si les hablará de mi ex, les diría que estuve loca, absurda, ciega y completamente enamorada (pero no les hubiera dicho que él no), que él me enseñó a cocinar huevos revueltos (pero no les hubiera dicho que me hizo ir sola a la tienda para comprarlos), que él me ayudó a desarrollar mi oído musical (pero no les hubiera dicho que no tocaba tan bien del todo y que tenía que decirle que tocaba de las mil maravillas porque si no se molestaba), que él me hacía feliz (pero no les hubiera dicho que mi mamá quería que dejara de verlo porque mil noches me vio llorar por él), que me divertía muchísimo hablando con él de los mismos temas una y otra vez, (pero no les hubiera dicho que odiaba los silencios de nuestras conversaciones y por eso tenía que volver a tocar el mismo tema), que era súper romántico (pero no les hubiera dicho que usaba su romanticismo con otras), que nos pasábamos horas cantando por teléfono (pero no les hubiera dicho que yo lo hacía porque si no se molestaba y amenazaba con colgarme) y que le encantaba componer canciones y eran lindas la verdad (pero no les hubiera dicho que escribió una para mí una de las tantas veces que me terminó y decía así: “Si alguna vez piensas que te quiero eso no puedes saberlo jamás. Paso todo el día y espero que me entiendas que no te puedo amar. Te lo dije cara a cara por teléfono y también por cartas nunca quise lastimarte fui sincero y hablé con la verdad. Es el final.” (¡Esperen! ¡Alto aquí! Tengo que aceptar que es la forma más romántica – y menos adecuada – para terminar que se le puede ocurrir a alguien)).
Sí, creo que eso les diría. Creo que prefiero guardar y revivir lo mejor y obviar lo incómodo, dañino y desagradable. Supongo que soy algo selectiva y que me gusta convencerme de que el susodicho del que vivo enamorada tiene capa y espada.
La verdad es que no sé porque me acordé de él, él debería de formar parte de los recuerdos que intento obviar.
-Para: Milena Sánama
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